martes, 2 de septiembre de 2008

El cine americano: origen del sonoro.

   El cine sonoro nació en 1927, en EEUU, con El cantante de jazz. Los primeros años este tipo de cine contó con grandes problemas de adaptación al nuevo sistema, que afectaba sobre todo a los actores. De tal modo los directores se dividieron entre simpatizantes y enemigos. Pronto, los primeros incorporaron cambios en sus películas: más diálogos y música, y menos efectos visuales (en concreto las iluminaciones).

    Uno de los más radicales defensores del sonoro fue Ruttman, un alemán que aplaudió tanto la llegada del sonoro que ese año realizó Week-end, un manifiesto a su favor, sin imágenes: la pantalla permanece en negro y lo único que tenemos son sonidos que nos sugieren la acción.

    Del otro lado  se encontraban los directores más visuales, como es el caso de Eisenstein que junto a otros directores y realizadores soviéticos mantuvo que sería “el final de la especifidad del cine. Otro detractor del sonoro fue Chaplin, por otro motivo: para él, el cine era el arte de la pantomina, el gesto, y el sonoro asesinaría esa expresividad, y por tanto al cine. Aunque juró y perjuró que nunca haría una película hablada, y que si alguna vez le obligaba la industria, interpretaría a un mudo, no cumplió su promesa, aunque llegó muy tarde al sonoro, en 1940, con El gran dictador.

 

         En todo caso, lo cierto es que la llegada del sonoro iba a suponer importantes cambios:

  • Cambios técnicos: el sonoro exigía nuevos planos. Sobraban los planos descriptivos de la acción, que podían ser sustituidos por palabras.
  •  Auge de un nuevo género en EEUU, el musical, y caída de otro: el “Cómico de pastelería” representado por cómicos como Buster Keaton (su trabajo más conocido fue El maquinista de la General, en 1926), Harold Lloyd, Larry Semon, Stan Lauren y Oliver Hardy (el gordo y el flaco).
  • Dominio absoluto de la industria americana.

 

 

Pero hay un cine que sobrevive al sonoro: el de los Hermanos Marx y de Charles Chaplin.

         Los Hnos. Marx se adaptaron perfectamente al sonoro, ya que se apoyaron mucho en diálogos absurdos y de raíz surrealista. El suyo era un humor inteligente, como demuestra una de sus películas más famosas, Sopa de ganso (1933), que sin embargo fue un fracaso comercial que les hizo incluir intrigas amorosas y algunas canciones, para acercarse al género de moda entonces, el musical. El éxito total llegó con Una noche en la ópera (1935).

         Chaplin nunca perteneció al “Cómico de pastelería”. Sus películas se basaban en el personaje al que él mismo interpretaba, Charlot: el entrañable vagabundo, inconfundible por sus pantominas y su atuendo. Pese a ser un personaje cómico, sus películas, sobre todo las primeras, tienen un claro trasfondo social. Su filmografía consta de El chico (1921), La quimera del oro (1925), Luces de la ciudad (1931) que es considerada su primer manifiesto contra el sonoro. Su 2º manifiesto antisonoro llega en 1936 con Tiempos modernos, dura crítica contra la industrialización avanzada, que muestra la situación del proletariado industrial, totalmente sometido al poder de la máquina. En esta época, con el sonoro ya consolidado, Chaplin sigue sin hablar, aunque incorpora sonidos (ruidos de máquinas). Por fin, en 1940 llega El gran dictador, crítica mordaz contra las dictaduras fascistas, con cambios fundamentales en su cine: abandona el personaje de Charlot y crea a 2 personajes: Hynkel y el Barbero judío. El otro dictador, Napoli, lo interpreta otro actor. Además, no hay crítica social sino política. Así, si Chaplin sobrevive al sonoro, es porque crea un estilo cinematográfico propio, que alcanzará constante desarrollo en el cine americano: el cine de crítica social, que llegará a su cima en 1940, 20 años después de El chico, con Ciudadano Kane, de Orson Welles; o John Ford, que también en 1940 dirige Las uvas de la ira.



EL MUSICAL.


En todo caso, la gran consecuencia del sonoro fue la creación del musical, en los años 30, argumento es tan sólo una excusa para dar entrada a una sucesión de números y que cuentan la misma historia: un grupo musical que pretende estrenar en Broadway. Este musical decae a finales de los 30, pero en los 50 resurge con películas como Un día en Nueva York (1949), Un americano en París (1951), Cantando bajo la lluvia (1952). En estos años incorpora novedades: la introducción de argumento y el color. 

   A finales de los 50 el musical acaba como género prioritario, con un gran éxito, West side story (1961), que arrasó sobre todo en Europa y consiguió 9 Oscars, igualando a Lo que el viento se llevó (la película que más Oscar consiguió fue Ben-hur, con 11). West side story es una versión actualizada de Romeo y Julieta, que incorporó novedades como el rodaje in situ, la visión de la cultura iberoamericana, la combinaicón de danza y baile... pero su gran y tremendo fallo es que ninguno de los dos protagonistas, Natalie Wood y Richard Beyner, sabía bailar.

   La otra gran consecuencia del sonoro fue la supremacía de la industria yanqui; tras la IGM, aprovechando que Europa estaba arrasada, había llegado su primer desarrollo, pero su empuje total llegó con el sonoro, que cambió el concepto de cine: su carácter lúdico se acentuó muchísimo, y se volvió más “fácil” y en la clase media yanqui se puso de moda ir al cine 1 día a la semana. También se articulan unas estrategias de promoción, como la creación de los Oscars en 1928, lA primera entrega fue en el tercer lunes de marzo de 1929, como ahora. Otra estrategia de promoción fue fichar a cualquier director que empezara a destacar en Europa: Michael Curtiz (Casablanca, 1943), William Wyler (realizó adaptaciones literarias: Cumbres borrascosas, La heredera), Lubitzch, Sternberg (creador del género gangster), Fritz Lang... Estos fichajes también incluyen a actores como Marlene Dietricht o Greta Garbo.

     Otra estrategia de promoción fue la ampliación y difusión de nuevos géneros para incrementar la banda de espectadores: la comedia americana, producto claramente ideológico, que pretende difundir el american way of life y niega la lucha de clases, al presentarnos una sociedad interclasista donde ricos y pobres se entremezclan. Vivió sus mejores años entre 1930 y 1940,  y fue desbancada por los nuevos géneros llegados tras la IIGM, aunque continuó como un clásico en los 50, de la mano de Billy Wilder (comedia ácida), otro europeo, que la dotó de cierta acidez crítica, que llevó a la fama a Jack Lemmon y contribuyó a gestar el mito de Marilyn. Lo hizo en películas como Con faldas y a lo loco (1959). El otro director que retomó la comedia americana en los 50 fue George Cukor, con la pareja protagonista formada por Spencer Tracy y su mujer, Katherine Hepburn.


Otros géneros del cine americano de los años 30 fueron:

·     Cine terrorífico-fantástico: surgió tras el crack del 29, inspirado en el expresionismo alemán, para satisfacer la necesidad de evasión del público americano. En 1931 la Universal produjo las 2 grandes películas del género en los 30: Drácula y Frankenstein. Otra fue King kong (1933).

·     Aventuras: también para la evasión del público, vinculado al cine americano desde sus comienzos. Las más comunes fueron las aventuras selváticas, personificadas en Tarzán y sus múltiples versiones. También en el género aventurero podemos incluir al western, género típicamente americano que narra los orígenes de la historia yanqui.

·     Gangsters: no está vinculado a la búsqueda de evasión; se impone porque recoge la realidad americana tras la Ley Seca de 1919, que creó una poderosa mafia italoamericana, que consiguió grandes beneficios gracias a la venta de alcohol, las apuestas, la trata de blancas.... Pero este género ya había nacido antes del sonoro, con ejemplos importantes como La ley del Hampa, de Sternbeck (1927), que consiguió el primer Oscar a la mejor película. Ya en el sonoro, el género se afirmó como un clásico del cine americano, hasta los días de El padrino.


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